30 son las mujeres que han finalizado nuestros itinerarios formativos durante este curso 2021-22, donde además de obtener una cualificación profesional como técnicas sociosanitarias y auxiliares administrativas, durante estos casi 8 meses, han trabajado su empoderamiento personal, su gestión emocional, su autoestima, su mejora de empleabilidad, su búsqueda de oportunidades… y un largo etcétera de cosas para llenar su maleta en este nuevo viaje que emprenden con destino a un empleo.

 

Llegaron con unas mochilas, todas distintas, con diferentes pesos pero con características muy similares; estas mochilas tenían cargas limitantes que les dificultaban emprender ese viaje, y hoy hemos querido reflexionar sobre los avances que han conseguido en estos meses y el nuevo equipaje con el que cuentan:

Entre esas cargas limitantes, se repiten la inseguridad y falta de confianza hacia sus propias capacidades; la vergüenza que provoca salir de la zona de confort y sentirse cuestionadas; la timidez, la culpa por convertirse en “malas madres”, “malas esposas”, “malas hijas”, … por pensar en sus objetivos y ponerse ellas por primera vez en el centro; y el miedo (miedo a equivocarse, miedo a no saber, miedo a fracasar, miedo a lo desconocido…) ¿Casualidad que estas cargas sean las que portan todas nuestras mujeres en su equipaje? Tenemos claro que no.

Ademas de lo que traían, tambien quisimos conocer que guardaban en esas mochilas tras su  paso por aquí, y lo más repetido fue las personas (ellas como compañeras de viaje con las que compartir destino y anécdotas y todo el equipo que las acompaña en este proceso); el aprendizaje tanto profesional como personal realizado que les lleva al empoderamiento y creerse capaces de todo lo que se propongan; y conocer e integrar desde lo vivencial conceptos como la sororidad, empatía y vínculo, tan importantes para ellas y su proceso.

A veces, no valoramos los pequeños avances que vamos dando, pero ver como una mujer que llega el primer día con “pavor” a hablar en público es capaz de salir y hablar frente a sus compañeras o dirigirse a un cargo de una empresa para contarle quien es por si hay una posibilidad de empleo, o como una que llega con “una nube negra” en su cabeza que no la permite ver la luz sale por nuestra puerta cargada de esperanza e ilusión, son las cosas que hacen que sigamos logrando cosas.

Ahora, comienzan otra fase, donde tienen que poner en práctica lo vivido y aprendido durante estos meses y las conocerán en diferentes entornos laborales donde esperamos sepan apreciar todo lo que pueden aportar.

Desde aquí, solo podemos agradecerles que hayan sido tan generosas con nosotras y ¡desearles todo lo mejor!

Aquí esperamos que en breves volváis con una oferta laboral en vuestras manos.